Cuando cada día es igual al anterior y no hay conexión con lo que uno verdaderamente quiere o necesita, el tiempo se convierte en algo gris. Se vive en modo automático. Ahí es cuando uno siente que los días pasan, pero no se viven.

El gris de los días idénticos

Hay una diferencia abismal entre tener una rutina y estar atrapado en una rutina.

Una rutina saludable te da estructura, te libera energía mental para las cosas importantes, te permite ser más eficiente. Pero una rutina sin sentido te convierte en un autómata.

Y yo vivo en la segunda.

El modo automático

Me levanto. Trabajo. Como. Duermo. Repito.

No hay variación. No hay sorpresas. No hay momentos donde me detenga y piense: "Esto está bien. Esto me gusta. Esto tiene sentido."

Es como si hubiera puesto mi vida en piloto automático y me hubiera olvidado de volver a tomar el control.

Cuando los días pasan pero no se viven

Lo más duro de vivir en automático es que el tiempo se vuelve abstracto. Los días se mezclan. Las semanas se difuminan. Los meses pasan sin dejar huella.

Y de repente te das cuenta de que han pasado años y no recuerdas nada significativo. No porque no haya pasado nada, sino porque nada de lo que pasó tuvo significado para ti.

Estabas ahí, pero no estabas presente.

La desconexión con lo que realmente importa

El problema no es la rutina en sí. El problema es que mi rutina no tiene nada que ver con lo que realmente quiero o necesito.

Trabajo porque tengo que trabajar, no porque me llene. Como porque tengo hambre, no porque disfrute la comida. Duermo porque estoy cansado, no porque esté satisfecho con el día.

No hay conexión entre lo que hago y lo que soy. Entre lo que vivo y lo que quiero vivir.

El tiempo gris

Cuando vives desconectado de tu propósito, el tiempo pierde color. Se vuelve gris. Neutro. Vacío.

No es que sea malo. Tampoco es que sea bueno. Simplemente... es.

Y esa neutralidad es más agotadora que cualquier crisis. Porque al menos en una crisis sientes algo. Aquí no sientes nada.

Las señales de alarma

¿Cómo sabes que estás viviendo en automático?

  • Los días se sienten idénticos
  • No recuerdas qué hiciste la semana pasada
  • No tienes nada que esperar con emoción
  • Te sientes desconectado de tus propias decisiones
  • La pregunta "¿cómo estás?" te resulta difícil de responder
  • Sientes que estás sobreviviendo, no viviendo

Pequeñas grietas en el automático

Pero reconocer que estás en automático ya es el primer paso para salir. Porque significa que hay una parte de ti que todavía está despierta, que todavía observa, que todavía quiere algo diferente.

Y esa parte es la que puede empezar a hacer pequeños cambios:

  • Cambiar la ruta al trabajo
  • Probar una comida diferente
  • Llamar a alguien que hace tiempo no hablas
  • Hacer una pregunta diferente
  • Decir no a algo que siempre dices sí
  • Decir sí a algo que siempre evitas

La búsqueda del sentido

No necesito cambiar toda mi vida de una vez. Solo necesito encontrar pequeños momentos de sentido en medio de la rutina.

Momentos donde sienta que lo que estoy haciendo tiene que ver conmigo. Donde haya una conexión entre mis acciones y mis valores. Donde el tiempo vuelva a tener color.

"La rutina sin sentido es una prisión. La rutina con propósito es una escalera hacia donde quieres ir."

Hoy voy a hacer algo diferente. No sé qué todavía. Pero algo que rompa el gris, aunque sea por un momento.

Porque vivir en automático no es vivir. Es solo... pasar el tiempo hasta que se acabe.

Y yo quiero más que eso.