Cuando no sabes por qué haces lo que haces
Si no tienes claro por qué haces lo que haces, o si lo que haces no te llena, es normal sentir que todo se repite. El propósito no siempre es grandioso, a veces es pequeño, pero cuando no hay ninguno, los días se sienten huecos.
La pregunta que evitamos
"¿Por qué hago esto?"
Es una pregunta simple, pero la evitamos como si fuera radioactiva. Porque la respuesta honesta, muchas veces, es incómoda:
"Porque tengo que hacerlo." "Porque siempre lo he hecho." "Porque no sé qué más hacer." "Porque es lo que se espera de mí."
Ninguna de esas respuestas tiene que ver con propósito. Todas tienen que ver con supervivencia, inercia, o expectativas externas.
La diferencia entre hacer y vivir
Hay una diferencia abismal entre hacer cosas y vivir con propósito.
Puedes hacer muchas cosas: trabajar, estudiar, socializar, ejercitarte, comer, dormir. Pero si no hay una conexión entre esas acciones y algo que te importe realmente, entonces solo estás haciendo. No estás viviendo.
Y hacer sin propósito es agotador. Es como correr en una cinta sin fin: mucho movimiento, pero no llegas a ningún lado.
Los días huecos
Cuando no hay propósito, los días se sienten huecos. No vacíos (porque están llenos de actividades), sino huecos. Como si faltara algo esencial en el centro.
Puedes estar ocupado todo el día y aún así sentir que no hiciste nada importante. Puedes lograr cosas y aún así sentir que no avanzaste hacia ningún lado.
Porque la actividad sin propósito es solo ruido.
El mito del propósito grandioso
Creemos que el propósito tiene que ser algo grandioso: cambiar el mundo, curar enfermedades, crear arte trascendental.
Pero eso es un mito que nos paraliza.
El propósito puede ser pequeño, personal, simple:
- Ser un buen padre
- Hacer sonreír a alguien cada día
- Crear algo hermoso, aunque sea pequeño
- Aprender algo nuevo constantemente
- Cuidar de alguien que lo necesita
- Ser honesto en un mundo lleno de máscaras
El propósito no tiene que impresionar a nadie. Solo tiene que importarte a ti.
Cuando el trabajo no es tu propósito
Hay una presión social de encontrar tu "pasión" en el trabajo. Como si tu carrera tuviera que ser tu propósito de vida.
Pero para muchos de nosotros, el trabajo es solo trabajo. Una forma de ganar dinero para poder vivir.
Y eso está bien.
El propósito puede estar en lo que haces después del trabajo. En cómo tratas a las personas. En lo que creas en tu tiempo libre. En cómo eliges vivir cuando nadie te está viendo.
Las señales de desconexión del propósito
- Te cuesta explicar por qué haces lo que haces
- Sientes que tus días no tienen dirección
- No hay nada que esperes con emoción
- Te sientes como un actor interpretando un papel que no elegiste
- Tus logros se sienten vacíos
- Te preguntas constantemente "¿para qué sirve esto?"
Encontrando pequeños propósitos
No necesitas encontrar EL propósito de tu vida de una vez. Puedes empezar con pequeños propósitos, propósitos temporales, propósitos que evolucionen contigo.
Preguntas para explorar:
¿Qué actividad me hace perder la noción del tiempo?
¿Cuándo me siento más yo mismo?
¿Qué problema me gustaría ayudar a resolver?
¿Qué haría si supiera que no puedo fallar?
¿Qué me importaba cuando era niño?
El propósito como brújula
El propósito no es un destino final. Es una brújula que te ayuda a navegar.
No te dice exactamente dónde vas a terminar, pero te da una dirección general. Te ayuda a decidir qué oportunidades tomar, qué relaciones cultivar, cómo pasar tu tiempo.
Y cuando tienes una dirección, aunque sea vaga, los días dejan de sentirse huecos. Empiezan a sentirse como pasos hacia algo.
"No necesitas tener todo resuelto. Solo necesitas saber hacia dónde quieres caminar."
Mi pequeño experimento
Voy a probar algo esta semana. Cada día, antes de empezar mis actividades, voy a preguntarme:
"¿Cómo puedo hacer que este día tenga un poco más de sentido?"
No busco respuestas profundas. Solo busco una pequeña intención que conecte lo que voy a hacer con algo que me importe.
Tal vez sea hacer mi trabajo con más cuidado. Tal vez sea llamar a alguien que no he visto en mucho tiempo. Tal vez sea aprender algo nuevo. Tal vez sea simplemente estar más presente.
Pequeños propósitos para días menos huecos.
Porque una vida con sentido no se construye de una vez. Se construye día a día, decisión a decisión, propósito pequeño a propósito pequeño.